domingo, 25 de marzo de 2012

utilización de los principios de la mecánica clásica en la construccion de artefactos tecnologicos

investigacion:
En mecánica cuántica, el efecto túnel es un fenómeno nanoscópico por el que una partícula viola los principios de la mecánica clásica penetrando una barrera de potencial o impedancia mayor que la energía cinética de la propia partícula. Una barrera, en términos cuánticos aplicados al efecto túnel, se trata de una cualidad del estado energético de la materia análogo a una "colina" o pendiente clásica, compuesta por crestas y flancos alternos, que sugiere que el camino más corto de un móvil entre dos o más flancos debe atravesar su correspondiente cresta intermedia. Si el objeto no dispone de energía mecánica suficiente como para atravesar la barrera, la mecánica clásica afirma que nunca podrá aparecer en un estado perteneciente al otro lado de la barrera.
A escala cuántica, los objetos exhiben un comportamiento ondular; en la teoría cuántica, un cuanto moviéndose en dirección a una "colina" potencialmente energética puede ser descrito por su función de onda, que representa la amplitud probable que tiene la partícula de ser encontrada en la posición allende la estructura de la curva. Si esta función describe la posición de la partícula perteneciente al flanco adyacente al que supuso su punto de partida, existe cierta probabilidad de que se haya desplazado "a través" de la estructura, en vez de superarla por la ruta convencional que atraviesa la cima energética relativa. A esto se conoce como efecto túnel.

caso estudio:
Ciencia o tecnología: tecnociencia

A primera vista, parece que las dos noticias mencionadas hacen referencia, respectivamente, a la ciencia (la oveja Dolly) y a la tecnología (el ordenador Deep Blue). Pero no es así. A la vuelta del siglo, las diferencias entre ciencia y tecnología son más endebles de lo que se podía haber pensado, aun cuando hay una preconcepción, desgraciadamente lo suficientemente arraigada, que a menudo no quiere ver en la tecnología nada más que ciencia aplicada.

No se trata de discernir quién es primero, si el huevo o la gallina, la ciencia o la tecnología, sino de percibir cuál ha sido, es y puede ser la situación real. No es fácil luchar contra un prejuicio tan arraigado como el de los idealistas que quieren ver siempre la tecnología sólo como ciencia aplicada, pero un par de ejemplos nos pueden llevar a ver el tema bajo otra perspectiva.

Debería ser claro que la rueda fue un invento tecnológico anterior al descubrimiento de la teoría del rozamiento que justifica teóricamente su funcionamiento. Éste es un ejemplo evidente de cómo la tecnología puede preceder a la ciencia. Para acercarnos más a nuestros días, es también conocido que la máquina de vapor fue inventada y utilizada mucho antes que la ciencia termodinámica, que explica su funcionamiento.

En realidad, el ser humano siempre ha creado artefactos, a veces como aplicación de conocimientos científicos previos pero, mucho más a menudo, simplemente en su actividad de homo faber que utiliza su ingenio para fabricar herramientas. Afortunadamente, una vez inventada la herramienta, el éxito de un artefacto (rueda o máquina de vapor) ha llevado a estudiar el por qué de su funcionamiento y a ampliar el campo del conocimiento teórico que es propio de la ciencia.

Pese a esta realidad poco cuestionable que domina la mayor parte de la historia de la humanidad, un predominio del idealismo más exagerado hace que hoy se quiera preferir, como norma general, la visión de un conocimiento teórico que vendría en primer lugar en el tiempo y del cual se obtendría, después, la posible aplicación tecnológica. De hecho, no hay nada en el conjunto de la historia de la humanidad que fundamente de forma absoluta esta interpretación que, a pesar de todo, continúa siendo la dominante incluso en un mundo supuestamente materialista y poco idealista como el de nuestra sociedad actual.

Un ejemplo evidente es el ya mencionado de la clonación de la famosa oveja Dolly, fruto de una técnica que fue presentada por la prensa como un adelanto precisamente de la «ciencia», cuando el conocimiento científico (teórico) subyacente se conocía hace años. Antes bien, Dolly existe precisamente como resultado de un nuevo éxito en el campo de la manipulación tecnológica de la bioingeniería. La oveja Dolly, la clonación de mamíferos (y la posible clonación de humanos que de ello se desprende) es realmente un resultado que pertenece más al ámbito de la tecnología que al de la ciencia. 



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